viernes, 26 de diciembre de 2008

Caminaba desolada girando en una silla que aún no me permitía movilizarme, caminaba mientras sollozaba, quizás a gritos silenciosos y agonizantes ser como esa mujer que escribe, escribo, que necesito, que reitero, reintegro desconfiguro y aniquilo tras mis palabras, estas que llevo escritas y marcadas en una piel invisible, sin sentido, absurda, absurda, obsoleta, en silabas que aun no puedo pronunciar, me extingo en sombras de mi cuarto tirada en el suelo, con gritos imaginarios y burlas utópicas de esos fantasmas que me queman la fragilidad y los sueños.

Me espanto mientras intento revisar mi rostro, no componen sus ojos, pareciese que no son de esa que se vota al suelo a respirar, tengo la boca partida, ensangrentada de tanto gritar tu nombre que se extingue mis orgasmos múltiples de una masturbación imaginaria como mi vida.

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