miércoles, 28 de octubre de 2009

CERCA DE MI PIEL

Capítulo 1

Vi a Benjamín mientras comíamos con los Editores, mi estomago se me hincho y sentí en medio de le un agujero que se me llenaba de mariposas pequeñitas, como aquella vez, mi cuerpo entonces se hincho y recline mi cuerpo para tratar de observarlo de cerca, pero la piel se me encrespo, iba acompañado por una mujer, me sentí hasta fea cuando la vi., preferí esconderme y negarme la posibilidad de entrecruzar palabras como antes. Tenía sus libros escondidos, esperando quizás una seña para su devolución, pero preferí enclaustrarlo junto con mi vida. . .

Franchesca se me apareció de nuevo, me encerré antes que me viera, no tenia ganas de hablarle, y quise ondar en mi silencio, por hoy me estorbaban las palabras. Las imágenes secuenciaban mi parlamento de aire, entrecruce sin límites esas ondas cerebrales dadivosas de películas caceras solo para mi mente, como si fuera autista por descubrimiento social, ahí, esa fila de agua de misiones imposibles y desdoblamientos de este cuerpo debilucho argumentaban heridas de muertos anacoretas en mis piernas invalidas, taciturno recaigo en lágrimas como compañeras de esas que garabatean las lujurias de mi piel descascarada, y revuelo entonces mientras tu pelvis se hace plausible para mi lengua y recorro como sonámbula ese cuerpo de hombre sin monosílabos en oídos de libertades rechinantes para esta que aun te recuerda.

Continuación CERCA DE MI PIEL....

Torturo tus formas de hombre en el paso ciego de mi vientre y contraigo con las piernas y el himen vaporoso de mujer de palabras, pero recaigo en tu abdomen neófito de rimen y viruela.

Mientras fumo imitando al espasmo de la ironía interrumpo mis vértebras añejas con vino si olor, espero entonces tu boca desnuda como desierto reseco en mis orgasmos.

Contraigo mi abdomen carcomiendo en silencio apaciguando como rosca sin mariposas la palabra del escrito de tus labios marchitos, revuelco mis añoranzas a tintas de pieles encubiertos en nombres aún desconocidos, pero mi mente derrama como desquicia amante neófita e incauta el sonido de tu oído en mis piernas.

Susurro mis palabras a fantasmas trastocados pelambrados de ojos azules, trastoco mis dádivas en búsqueda de brazos tiesos merodeo como arquetipo de esquizofrénicos virtuales, esperando de vientres bisiestos palabras muertas irónicas iracundas y navegantes de mariposas gemelas revoltosas en cuerpos aterciopelados en el cielo de miradas de hombres imaginarios.

Retoco mis trazos como cuadernos escritos en vivencias anacoretas de tintas de mi boca, retoco mi lengua sonidos pomposos, fulgurantes, anacrónicos, anafóricos, de palimpsestos intertextuales en obras lactantes triádicas de la iconisia de la simbiosis encausada de paisajes bíblicos de hombres sin pene.

Retomo como enceguecida, prosopopeyas históricas como trazos de gargantas sin cuerdas, imposto ecos animales, engendrados en pelvis de inconignotos delirios de esta tinta tatuada con lágrimas en mi piel.

Descompongo la sintaxis como un orden vicario de religiones ancestrales sin dioses pero con mujeres de ojos negros empuñados a la vehemencia de esa alma que se decae como madre, como mujer y es entonces electrocuto el aliento mal formado, con textos silábicos deteniendo el aliento en las calles antes de pronunciar su nombre.

Caballeros y la logia esa que ejecuta a los visionarios reiterados por anacoretas sin sílabas y sin apellidos, caballeros, grita el asesino de mi nombre mientras intento vestirme de esta calvicie de mi piel desnuda, caballeros reintegra la sílaba como si fuera una monograma de precarias argumentaciones que esa hija de la tierra proclama como hechicera de un cuerpo sin forma y sin lunas…

Los ecos se rompen mientras el sol despunta en mi ventana y sus voces se hacen desiertas como fantasmas nocheras en vírgenes copúlenlos sin reliquias ni adorno, es entonces que despierto con la garganta seca de gritar al lóbrego de mis paredes mi nombre de mujer y de diosa caída.

Desperté jactadme de los disfraces paranoicos que una haraposa mendiga en caricias de boca fonos repronunciados en escenarios vituperiados en cascadas con barcos sin marineros, pero que en sus redes se estrangulan despronunciadamente las pieles cargantes de ojos de mujeres fuertes sin ropa, pero con palabras de tintas que formatean
los huesos andantes de una tripulación silábica que engaña su propia boca con espasmos de ecos como piedras que carcomen las ataduras de la garganta que lagrimea la vida.
Fulmino mis oscilaciones creyendo fantasmagorías virginales en cuerpos de humanoides, reclamo con faroles de esclava una esperanza. Desproyecto entonces mientras se marchitan mis ecos en sustitutos que boicotean, voicotean los ojos que rodean en el iris grisáceo que observa este espasmo que camina, mientras duermo creyendo ritmos gráficos de cine en bocas de un hijo muerto. Escribo como sonámbula, escribo airando la pelvis de un sustituto que no lleva nombre.

Revuelco mis huesos en manos de abismos con redes de azulejos que piedrizan esta cascada que resbala de mis ojos, asemejo tu cuerpo automatizando la mediación de un amante imaginario, observo sin cuerpo sin cabeza en baños que rompen mi vientre con patadas mientras la lluvia de sangre me deja invalida…. Marchito. ………….son solo líneas que desconozco mientras en mis piernas como cascadas de roció en una sala de urgencia me llueve el entrepiernas en manos de gigantes que desquician mis idolatrías con tijeras.

Me resuena el himen descubierto entre sus manos, recaigo como loca desquiciada y patagónica en versos de hombres desconocidos, mientras la sangre me parte el abdomen adormido en carcajadas de voces sin firmamento, y contraigo mi risa con lágrimas en el útero descubierto.

Y son tus ojos los que me parcelan de esta cárcel, y retraigo mis ojos en tu búsqueda creyendo que como fantasma te encarcelo en este mundo ensangrentado, como si fueras la piel que se rescae del cuerpo, mientras añoro ese paroxismo arquetípico de palabras que aun despronuncio en tu boca. Pero siento ese aliento de orgasmos de tu piel en el aura que gime mi descorsierto dentro de este vientre que me acaricia la inocencia de sentirme mujer. Entonces prefiero esa locura de creer que aún tus manos son mías, me detengo a suspirar ese aire que acaricia mis mejillas y mis mamas mientras de la inocencia gime esa escondida como si mis piernas se atosigaran a tu virilidad, entonces me detengo y tu miembro ruge en este humilde cuerpo, y te vuelves niño en mi vientre, acaricio tu ojitos con mis labios y relamo con espasmos la añoranza de amanecer dentro de tu cuerpo.